lunes, junio 30, 2014

Canciones para irme

Hoy es mi  última noche en mi casa. Pronto estaré yendo a visitar a mi familia, antes de irme.
Voy recorriendo los rincones para llevarme las últimas cosas y pienso que hace ya más de 4 años, cuando llegué los poblé de esperanza y alivio. En algún momento quedó perdida.
En los tiempos de penumbra, hubo algunas personas que quedaron perdidas. Pero hubo algunas otras que se quedaron prestándome aquello que había perdido. A ellas, quiero agradecerles (y lo voy a hacer personalmente también) no sólo la valentía de no salir corriendo de la oscuridad sino por haberse quedado buscando conmigo, esa gota de agua, ese pequeño cristal y ser la luz que lo atraviesa para que yo mute en arco iris.
Hoy, por los rincones reencontré algo de eso que había perdido.
Hace un tiempo escuchaba a repetición esta canción y en esta noche de alegría, la quise escuchar. Pero ya no se repite.



Callos en mis pies, arrugas en mi piel 
Senderos de papel glasé 
Rosas y un clavel muertos en mantel 
Cientos de insectos rodeándome 
Larvas succionando tejidos de mis manos 
Quejidos, sollozos, de mis hermanos amados! 

Siento que al (mor)irme, muto a un arco iris
Siete colores y dimensiones, canciones para irme.

Si me van a cremar, no hagan un funeral 
Rían, tosan, no lloren mares vayan a nadar! 
Cómprense unos patines y anden por los jardines 
Flores fumen de beber licores de frambuesa 
Coman berenjenas, junten ricas fresas 
Beban cerveza tirada espumosa y cristal 
Babosas claras batan y merengue coman en pasteles 
Festejen un día mas, un día menos en la vida. 

Siento que al (mor)irme, muto a un arco iris
Siete colores y dimensiones, canciones para irme.

miércoles, junio 25, 2014

Las gracias

Este año casi no he entrado al blog, pero tiene su razón: no estaba inspirada!

He estado invirtiendo mucha energía en un gran proyecto que espero renueve la inspiración... ME VOY A VIVIR UN AÑO A PARÍS!

Luego de muchos años y una gran vida en Buenos Aires, era necesario un cambio. Los últimos años no fueron nada fáciles y, si bien estoy contenta, no es fácil partir, viajar. Porque es uno de esos viajes de los que no se puede volver. Cuando vuelva, no va a ser lo mismo.

Hoy, por primera vez desde hace mucho tiempo quise escribir.

Un paciente del Hospital Borda, esquizofrénico él, siempre poniéndole el pecho a las complicadas circunstancias de su vida, al enterarse de mi partida me dijo: "La voy a extrañar. Cuando estuve en penumbras usted me escuchó y me hizo bien".

A mí se me hizo un nudo en la garganta. Yo quería decirle que cuando estuve en penumbras, escucharlo me hizo bien.

Gracias a esos pacientes que tanto me enseñaron.