miércoles, enero 27, 2010

Reuniones AA

Me llama una amiga.



AMIGA

Che, vamos con unas amigas a tomar unas cervecitas

¿te prendés?


USHKA

Dale, vamos.


En el bar con mi amiga y las Amigas de mi Amiga (AA), tomando cerveza, comiendo maníes, charlas triviales, risas tímidas. Más cervezas, menos maníes, chistes con doble sentido, risas relajadas. Demasiada cerveza, maníes desparramados, intercambiando experiencias sexuales, carcajadas incontenibles.

Más tarde, ya volviéndonos, entramos a un maxi-kiosko para que las fumadores se hicieran de su vicio. Yo, a pesar de que ya el humor acuoso de mi ojo fue reemplazado por lúpulo y malta, alcancé a distinguir una pareja que entraba de la mano. Una pareja de edades desparejas. Ella, mucho mayor que él, muy bajita, gorda y con un par de anteojos colgándoles sobre las tetas.
Él... él tenía una cara rara, una de esas caras de viejo en el craneo de un jovenzuelo, regordete y apenas más bajito que ella. Sin soltarle la mano él se acerca a su oído y le susurra algo.
Yo, sorprendida, me acerco a una de las AA creyendo que susurraba.
USHKA
¿Ese chico no es demasiado joven para andar con esa señora?
AA
¿Mm?
SEÑORA
¡Es mi hijo!
USHKA
Lo dije muy fuerte, ¿no?
AA
Se.
USHKA
...
SEÑORA
...
AA
...
USHKA
Y entonces, ¿no está grandecito para andar
de la mano con mami?
Mejor dejo mis reuniones AA y empiezo las reuniones EN AA.

jueves, enero 21, 2010

Bless you

Esquina de Pueyrredón y Lavalle. Yo estoy parada esperando cruzar Lavalle y desde atrás de mí escucho la voz de una mujer gritando "¿Me ayuda?". Me doy vuelta y veo una vieja, mejor dicho, veo una jiba y unos centímetros más abajo, la cara de la vieja, lo cual dejaba en primer plano su rosado cuero cabelludo con canas sembradas espaciadamente.
Además, su ojo derecho estaba fuera de órbita, salido hacia afuera como la perra pekinesa de "La Pocha" (vecina de mi tía) y blanco como el maestro ciego de Kwai Chang Cain.
Me acerco, le ofrezco mi brazo y en el tiempo en que yo habitualmente hago dos cuadras, cruzamos Lavalle.
Al llegar a la esquina la vieja murmura algo. Yo me agacho y le pido que repita.

VIEJA
¿No me acompañarías hasta el bar que está al lado
de la comisaría acá a mitad de cuadra?
USHKA
¿Al bar? Ajá, pero como no.
Lentamente, y con esto quiero decir, muy lentamente llegamos a la puerta del bar.
VIEJA
Acá está bien.
USHKA
¿Segura? ¿No quiere que la ayude a entrar?
VIEJA
No, está bien.
La vieja me golpetea el antebrazo del cual venía colgándose y me dice con voz firme.
VIEJA
Muchas gracias. Que Dios te bendiga dándote
lo más grande que puedas tener.
Yo, conmovida, me pongo enfrente para que me vea con el medio ojo bueno que tiene, le beso su arrugada, manchada y reumática mano y le digo.
USHKA
¡Por fin una bendición como la gente!

miércoles, enero 13, 2010

Smoking brain

Tomando mate con mi prima en la cocina de su casa. Es una cocina bastante austera, estilo viejo, pero muy limpia y ordenada. Tan limpia que hace relucir más los azulejos blancos. Estamos sentadas, cada una a un lado de la mesa. Ella me ceba un mate y de pronto vemos una figura desdibujada y oscura que pasa velozmente. Es la puerta que da al patio, que tiene marco metálico y una ventana con vidrio esmerilado.
Nos miramos como alertándonos. Yo dejo el mate en la mesa y ella se levanta para echar llave a la puerta. Justo antes de tocar la llave, el tipo irrumpe de una patada en la puerta. Entra y saca una pistola. Yo aterrada, atino a buscar mi cartera para dársela y que se vaya, pero no la encuentro por ningún lado.
El tipo empuja a mi prima que cae al piso y se golpea fuertemente la espalda y la cabeza. En un rápido movimiento, me agarra a mí del cuello y me apunta con la pistola en la cabeza. Mi prima, entre aturdida y desesperada le dice "Pará, pará!". Él le dispara, y le da en la pierna. El grito de ella lo distrae y yo aprovecho esa milésima de segundo para zafarme de él y arrebatarle la pistola.
Ahora la tengo yo.
Me doy vuelta para tenerlo en la mira, pero el tipo se acerca tanto que termino metiéndole la pistola en la boca.
Dudo, si apretar el gatillo o no. Pienso que si él estuviera empuñando el arma no le temblaría el pulso. Lo miro y reafirmo el arma en su boca. Me tiembla la mano y se escucha el golpeteo de los dientes con el metal.
Él, estupefacto, quieto como para no hacer ningún movimiento en falso, comienza a lagrimear y con una voz temblorosa que hacía eco por el cañón del arma de fuego, me implora "En el hipotálamo no. Por favor... en el hipotálamo no."
Y, así, de un ruido seco y breve, ahogado en las cavidades humanas, los azulejos impecablemente blancos quedaron salpicados de sangre y masa encefálica.

MENTAL NOTE: Watching THE SHIELD at dinner and reading about Neurology before sleeping is definitely not a good combination for a soothing dream.