lunes, abril 30, 2007

Amor de madre

En referencia a una definición que he leído recientemente sobre lo que es un sweter, sólo puedo decir lo siguiente: Eso de cuidarnos del frío, a las madres les dura hasta que empiezan con los calores, ahí se olvidan de todo. Escena familiar de mi adolescencia:
Comodoro Rivadavia, pleno invierno, sensación térmica -10cº, con un viento seco que te descuartiza la piel. Yendo en auto...
Madre: AY BAJA LA VENTANILLA!
Ushka: No, ma...afuera está helado. Mirá hay escarcha y yo estoy engripada.
Madre: Me sofoco. Abrí la ventanilla!
Ushka: Me congelo.
Madre: Me ahogo.

Y por supuesto con el botón central abre TODAS las ventanillas del auto. Luego de unos 15 minutos de sentirme como en Siberia:
Madre: Bueno, si querés subo tu ventanilla, pero prendo el aire acondicionado.
Ushka: (La miro de reojo)
Madre: Ya te va a pasar a vos, vas a ver.
Ushka: No, a mí no me va a pasar.
Madre: Sí, cuando tengas mi edad.
Ushka: No, creo que llegue a tu edad. Ya tengo un edema pulmonar por el frío.
Madre: Te llevo al sanatorio, te curo el edema y vas a vivir para la menopausia.

Cuando hablan del instinto materno, se olvidan de mencionar el instinto de las madres para sobrevivir ellas y tener otras crías.

lunes, abril 09, 2007

At first sight

En la cola de la ventanilla de reclamos de una conocida compañía telefónica, le toca el turno a una mujer mayor, cabello corto y teñido de dorado vieja jubilada. La mujer, bien vestida y maquillada se acerca con mucha determinación a la ventanilla, carpeta llena de papeles sellados en mano y mirando con sus penetrantes ojos azules directo a los falsamente sonrientes de la empelada.

Empleada: Buenos días, señora, en qué puedo ayudarla.

La señora achina la vista, se acerca un poco al cartelito que identificaba a la empleada y con voz de haber fumado más de 2 paquetes los últimos 50 años, le dice:
Señora: Mirá, María Celeste- marcando bien cada "s"- primero, dejá de sonreír así se te relajan los músculos y podés escuchar mejor. Segundo, no quiero que me ayudes, quiero que vos hagas tu trabajo y que los ineptos de la empresa hagan el suyo, porque mi parte, que es pagar, yo ya la hice. Yo acá tengo una factura en la que vino un llamado por 50 pesos a Alemania que yo nunca hice.

Empleada: A ver, permítame por favor.
La empleada, seria, mira la factura y le dice, temerosa: Bueno, si es así, debe haber habido un error. Eleve un reclamo y en la próxima factura se le descuenta el monto.
Señora: A ver, corazón- en tono claramente irónico- cuando el Ratón Perez pasaba por abajo de tu almohada, de camino me dejaba abajo de la mía los parches con hormonas para los calores menopáusicos. El reclamo ya lo hice y el descuento no me lo hicieron.

Empleada (ya al borde del terror): ¿Me permite el reclamo?. La señora, sin dejar de mirarla penetrantemente a los ojos, le desliza por la ventanilla el reclamo. La chica se va tras una puerta y luego de unos minutos vuelve.
Empleada: Mire va a tener que hacer un nuevo reclamo- casi al tiempo que lo decía la chica tomaba una expresión como si le fuera a explotar una molotov en la cara.
Señora: Decime, nena, tu jefe está?
Empleada: Sí.
Levanta el teléfono marca el interno y aparece un hombre muy bien vestido, prototipo yuppy, en la mitad de sus 30.
Señora: A ver, vos, esta es tu firma?
Yuppy (mirando el reclamo): Sí, señora, ¿en qué pued...?
Señora: Y decime, nene, ¿vos sos pariente de Galtieri que te mamás, firmás cosas y después no te acordás lo que firmaste?
Yuppy: ¿Cómo? Mire señora...
Señora: No, mirá vos... yo estoy jubilada y vivo a 5 cuadras. Puedo venir todos y cada uno de los días, quedarme horas e incluso ponerme a gritar. O vos podés pagarme estos 50$ que algún operario fumado me facturó de más y me voy y no me volvés a ver hasta que cometan otro error.

Minutos después, la señora se llevaba su efectivo en mano. Cuando se estaba yendo, la miro y le digo "Usted, usted es mi ídola".
Señora: Esa categoría se desvirtuó totalmente cuando un grupo de idiotas se puso a cantar en el programa de Sony.

Fue admiración a primera vista.