viernes, febrero 19, 2010

Conscience whitening

Entro al edificio y mientras espero el ascensor llega mi vecina con su sobrina de la mano.

VECINA
¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Te acordás de mi sobri?
USHKA
(MIRANDO A LA NENA A LOS OJOS) ¡Claro! Jamás olvido una cara
La niña mira hacia el suelo y cuando entramos al ascensor se pega a su tía.
VECINA
¡Ay, otra vez le agarró! No sé que tiene.
Se ve que con vos se pone tímida.
Entonces, me pongo de cuclillas y quedo a su altura. Le toco apenas la punta de la nariz con mi dedo índice, le sonrío sin dejar de mirarla a los ojos.
USHKA
¿Tímida? ¿Conmigo? Peeeero, yo que quería ver
una sonrisa! A ver, vamos, dale, una sonrisita. Dale, a ver!
¡A ver esos hermosos dientes!
I just love the elevator chitchat.

5 comentarios:

El Griego dijo...

Tengo la impresión de que hay un no confesado propósito en su accionar con esa pobre niña: la pobrecita indefectiblemente desarrollará una de esas "anomalías", llámese agorafobia, claustrofobia, o mitomanía. La pervivencia del Gremio que cura de palabra está asegurado siempre que exista gente que produzca consumidores de los servicios prestados. Más dificil es cuando uno es pintor, o escritor, y mucho más aún fabricante de carretas, ya se sabe.

Salut, Ushka.

Ushka dijo...

Querido Griego:
Si es cuestión de confesar, pues sí, hay un propósito en mi accionar. Pero lejos de perjudicial, puede resultar favorable para la niña. Desde una perspectiva social, la agorafobia o claustrofobia son socialmente mejor aceptadas que la cleptomanía. Nadie quiere invitar a su casa a los cleptómanos.

Sí, claro, ahora me dirá usted: "Pero con agora/claustrofobia aun invitada no podrá salir."

Iba a terminar en un divan de todas formas.

mato dijo...

ja, me encantan las aventuras-enfrentamientos entre ushka y la sobrinita de la vecina.
y yo estoy del lado de ushka, obvio.

El Griego dijo...

Esto me recuerda a esa divertidas paradojas en las que gustaban discrurrir los helenos. Y Rusell. Y Watzlawick tambien. Esa última es bastante divertida... La niña acabará en el diván, es un hecho.

Lo que sí... Ser "socialmente aceptado" tiene un aroma medio rancio, no le parece?

Acuerdo con Mato. Su malicia es algo encantador Ush. Salut!

Max Pickering dijo...

es jodido ser idishe mame, pero ser idishe vecine es magico