Yo lo esperaba en la esquina del Café Noir. Él me dijo que podría reconocerlo por la camisa azul y los pantalones grises. Capaz fue por eso, pero no lo creo.
Fueron esos ojos, ojos negros como nunca vi en mi vida y que hicieron que lo reconociera inmediatamente para empezar a conocerlo poco a poco.
No tardó nada en hacerme reír a las carcajadas.
Y de pronto entendí, caminando codo a codo, por qué le dicen la ciudad luz, cuando sus ojos negros y su hablar rítmico e ingenioso iluminaron cada rincón de las calurosas callejuelas de París.
lunes, julio 29, 2013
martes, julio 16, 2013
Ben o el hijo que fue padre por unas horas
Para SAL
Llegué a Bologna a media mañana y preguntando logré subirme al bus que me llevaría a la estación de trenes. Por las dudas, busqué una mirada cómplice y e hice la pregunta de rigor en una nueva media lengua: "bus a la estazione?" y el hombre entendió perfectamente la mirada, adivinando mi balbuceo.
La inmensidad del lugar era la de cualquier entorno desconocido. Fui a la ventanilla a sacar el ticket y justo delante mío estaba él, que se sonrió y me preguntó hacia dónde iba. "Riccione" le contesté en lo que debió ser una pésima pronunciación. Entendí perfectamente cuando él me decía que él se dirigía a Rimini, justo dos estaciones antes y que él podría decirme a qué tren subir.
Para cuando nos tocó el turno, el tren estaba por salir. Por alguna razón él me esperó y se fijó en mi billete, que no decía lo mismo que el suyo. Miró a aquel horizonte donde el tren anunciaba su partida y con un poco más de calma, me dijo (y estoy segura que eso fue lo que dijo) que iba a averiguar. Yo me quedé cuidando mi valija y la suya y cuando volvió él había cambiado su billete y nos apresuramos a ir al andén que por fin nos llevaría a cada uno a su destino.
Fuimos de un andén a otro, subiendo y bajando escaleras, siguiendo indicaciones distintas, pero finalmente dimos con la vía. El peso del caluroso día parecía haberle resecado la boca, saqué la botella de agua y luego de dar un sorbo que lo animara a aceptar, el me negó con una sonrisa y señalando al cielo dijo "Ramadan". Intercambiamos algunas palabras mientras esperábamos el tren:"Where you from?" "Argentina. You Italian?" Mientras explicaba en un italiano que me resultaba incomprensible, abrió el bolso y sacó dos pasaportes: uno italiano, el otro verde mientras lo agitaba decía "Tunisia". Le pregunté entonces si hablaba francés y me respondió que perfectamente en el momento en que el tren se paró frente a nosotros. Al subir, le dije que yo hablaba francés y entonces aquel tramo de mi largo viaje comenzó a andar por otro carril.
Hablamos de todo un poco, Tunisia, Argentina, Italia, Paris... llegado el momento me preguntó si yo estaba casada "No". Él había mencionado a su mujer cuando lo llamó por telefóno temiendo que en un día tan caluroso como aquel de Ramadán estuviera viajando. Yo, para devolver el interés en aquel viajero bondadoso que se detuvo a ayudarme, le pregunté si tenía hijos.
Jamás voy a olvidar el silencioso pesar de aquella sonrisa.
"Mi mujer y yo... nunca pudimos. Ella no puede, perdió cuatro embarazos" El hombre acomodó la cortina que se había zafado y comenzaba a flamear por el viento "Mi familia me dijo que la deje y que me busque otra para tener hijos, pero no me parecía leal. Para mí hubiera sido fácil, pero ella... -y de nuevo aquella sonrisa- ella es una buena mujer y yo pienso en el tiempo, que es largo. Dios sabe por qué hace las cosas"
La charla siguió por el camino que siguen las charlas de viajeros, mientras el paisaje corre en dirección contraria. Faltando poco para su estación le pregunté su nombre: "Ben" y me estrechó la mano calurosamente. Antes de bajarse, me dijo: "Mi viaje es hasta aquí. Vos seguís, la próxima no, la otra. Ahí te bajás. No vas a tener problemas. Te deseo un buen viaje".
Yo quise decirle que Ben en hebreo quiere decir "hijo", quise decirle que Dios supo ponerlo en mi camino cuando estaba perdida, desconcertada y que por pocas horas, su gesto paternal y cálido acompañaron un tramo de un viaje con destino orientado, pero incierto.
Sólo que no hubo palabras, ni lenguaje que alcanzara.
viernes, julio 12, 2013
Ahí te dejo Madrí
Me voy. Y voy a extrañar que cuando preguntaba algo por la calle me dijeran "guapa". Me gusta mucho más que el "Eeeehh vené mamasa" de las calles porteños-constitucionenses.
jueves, julio 11, 2013
Madrí
Madrí. Había quedado en encontrarme con mi amiga que vive allí en frente de uno de los locales de ZARA. Estaba un poco perdida y decido preguntar. A un español... que son muy estrictos con la pronunciación.
USHKA
Hola, disculpe, Sara es para allá?
ESHPAÑOL
Cómo dize?
USHKA
Sara, es para alla?
ESHPAÑOL
Dishculpe, pero no le entiendo.
USHKA
Sara... el negocio de ropa, grande...
ESHPAÑOL
Ah, pero venga! ZARA!
USHKA
...
ESHPAÑOL
Zara... hazia allí
USHKA
Ok, zí, Zara, graziaz.
La pronunziazion lo ez todo.
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