Y entonces espero, anhelo, deseo desde lo más profundo de mi alma, que los gusanos de la culpa carcoman lentamente tu herida siempre abierta y que sigue supurando el liquido infesto que apesta a la mediocridad de tus actos.
Que los fantasmas de cada una de tus cobardías se conviertan en sábanas que persigan incansablemente tus noches.
Y que la próxima vez que violentes mi calma, mostrándome tus patéticas elecciones, recuerdes que te deseo todas y cada una de las cosas que te merecés.
De corazón.
Hoy sí. Hoy duermo en la justa sensación de querer abrazarme a la vida.
5 comentarios:
je, me hiciste acordar de mi posteo de Girondo... alguien me habia hecho sentir cierta indignación parecida...
abrazo
http://nuncapares.blogspot.com.ar/search?q=girondo
Zappa: Buenísimo... no lo conocía... el poema, el sentimiento sí.
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