Entro al consultorio de mi analista. Al entrar noto que el pequeño pasillito tiene la pared pintada de rojo intenso.
USHKA
¿Pintaste la pared?
ANALISTA
Ush, hace como 10 años que está del mismo color.
USHKA
...
ANALISTA
...
Voy al diván y me acuesto.
USHKA
¿10 años? Y yo hace como 5 que vengo, no?
ANALISTA
Sí. Un poco más.
USHKA
¿Y recién ahora me doy cuenta de que esta pared es roja?
¿Después de 5 años?
ANALISTA
¿Se te ocurre algo con eso?
USHKA
...
ANALISTA
...
USHKA
¿Que si se me ocurre algo?
Sí, se me ocurren algunas cosas.
Lo primero que se me ocurre es que fueron 5 años... 5 AÑOS con Voldemort!!!
para descubrir un día que puf! la gente puede hacerse humo en el aire.
Parece como si desapareciera, pero deja la toxicidad flotante.
5 años para ver lo evidente lo que era rojo en medio de un consultorio blanco,
lo que ella supuso de entrada y yo terminé confirmando 5 años más tarde.
Ella, que cuando yo era apenas una niña de unos 5 años, hizo una leve inclinación
ante mí, cual si fuera yo una japonesa de mediana categoría, para decirme
"Nada de médicos, hija... petroleros"
Y yo, con esa tosudez férrea, que por férrea oxida hasta tomar un tinte colorado,
desoigo a medias. "Petroleros" dijo ella, no "empetrolados", como aquel
flacucho que, en medio del salvataje de pingüinos empetrolados en el que estuve
hace un par de años en la Costa de Caleta Córdoba, me invitó a tomar algo.
"No me atosiguéis!" Yo se lo decía a los 15 pingüinos que me acosaban a picotazos
asesinos porque yo era la del balde con el pescado. Pero el no repitió su invitación
y se fue a hidratar gaviotas. Y al lado estaba mi amigo "El Sepi", tipo brillante él, pero
la luz se le apagaba cuando de mujeres se trataba. "Sabés qué pasa Ush?"-
me confesó- "que cuando tengo que poner, no pongo".
Una pena, pensé (o se lo dije?) ¿Qué queda de uno si uno nada pone?
La herida solamente, la herida en la piel ajena. Y no dejo de preguntarme
si se puede salir indemne de eso. Aunque debería preguntarme
¿cómo puede uno no ver, en 5 años, un pared roja?
No 1 ni 2 ni 3... 5! 5 meses o algo así que no pasa ni un día
en que su nombre no resople en mi cabeza. Y hace como 5 noches
me lo cruzo en la reunión de un amigo en común y él impertérrito, sentado
justo ahí, tan cerca que yo podía contar uno, dos, tres, cuatro, cinco
lunares en su brazo izquierdo, caídos de una constelación que ahora sólo
existe en mi empobrecida imaginería y ya no puedo contar más.
ANALISTA
...
USHKA
5 años... para abrir los ojos y perder la mirada.
ANALISTA
...
USHKA
5 años para venir a darme cuenta que ahora sí quiero
deponer las armas. Quiero pero no quiero. Aunque eso era así
de entrada. Capaz ahora puedo. No sé.
¿Vos que pensás?
ANALISTA
...
USHKA
¿Podré perder(me)?
ANALISTA
...
USHKA
¿Qué te costaba hacer pintar la pared la semana pasada?