Me entusiasma enormemente encarar este proyecto contigo y creo que, lejos de que el Atlántico resulte un obstáculo, puede sernos de gran ayuda... hay un mar que nos une, un "sentimiento oceánico".
Hace muchos años que no nos vemos, menos aún hemos hablado. Creo que desde aquella época en la que compartíamos lecturas y escrituras sólo me he vuelto más elocuente y preciosista, lo cual puede redundar, las más de las veces, en... ¿cómo decirlo? sí, eso, en una cagada.
Palabras. Nada más que palabras. Nada menos. Nada la palabra en ese sentimiento.
En relación a lo que me contás, entiendo -o al menos esa es la ilusión- pues, en los últimos tiempos poco más hago que pensar en ello. Escucho que se habla de la época, en un intento desesperado por pensarnos en nuestro propio tiempo. La dificultad por buscar referentes en un tiempo que nos atraviesa y del cual no podemos tomar distancia para pensar sus coordenadas no nos libra, por ello, de la responsabilidad de hacerlo. Escucho palabras como soledad, egoísmo, relaciones efímeras, superficiales, no comprometerse.
Yo por mi parte, intento crear un pequeño mundo a mi alrededor. Pequeñísimo que día a día se ve vulnerado. No como animales porque creo que puedo vivir sin hacerlo, separo mis residuos, trato de rodearme de buenos amigos y de ser una buena amiga. Trato a mis gatos como personas, a mis personas como perros y mis perros como hermanos. Me comprometo con mi trabajo, con mi entorno. Una militancia reducida. Creo que hay demasiada crueldad, violencia y desesperanza. Creo que hay generar lazos amorosos, inventar un nuevo amor, creo en el cuerpo a cuerpo. Pienso que la tecnología no reemplaza la calidez del encuentro y mucho menos cuando tenemos la suerte de contar con ese hilo tan fuerte que es el mate. Esas son algunas de las cosas que creo. Que hay que chatear menos y tomar más mate. Juntos, en compañía. Hasta que se lave y volver a calentar otra pava. No existe mayor alegría que aquella del encuentro.
Dar lo que se tiene (tal vez algunas palabras) pero más que nada, dar lo que no se tiene.
Hoy el día amaneció triste, porque tuve que darme cuenta que aquellas palabras -ya no preciosistas, sino preciosas para mí porque fueron dichas con alegría- habían caído en saco roto, como si nada hubieran transmitido de aquel sentimiento tímido, pero fuerte. Y las palabras, que hoy han desaparecido, me inundan los ojos hasta desbordar.
Un abrazo entrañable, allende los mares.
Abeille
No hay comentarios:
Publicar un comentario