Haciendo compras en el supermercado, escucho los chillidos agudos y desaforados de un niño. TODO el supermercado podía escucharlo. Cuando a los cinco minutos el niño seguía gritando como si alguien lo estuviera torturando, decidí guiarme por mi no tan agudo oído hasta llegar a la góndola de los cereales.
El panorama era aterrador, un niño de unos cinco años tirado en el piso, derramando unas lágrimas que, al caer, se confundían con la baba que chorreaba de su boca. Entre espasmos y gritos que alcanzaban unos agudos envidiables de cualquier "Reina de la noche", se podía escuchar al niño balbucear algo de krispis... miré la góndola de su izquierda para deducir que se trataba de "Choko-crispis". Y sus padres, mirándolo como quien mira una lata de conserva de tomate. En cuanto los padres, pegaron la vuelta y fueron al otro corredor, me puse de cuclillas, le di al niño unos golpecitos en el hombro con la uña de mi dedo índice y el niño sin cerrar la boca, ni dejar de gritar me miró a los ojos.
Me corrí unos centímetros para que sus babas colgantes no me tocaran.
USHKA
Los Mongoles son unos señores que viven, digamos, cerca
de China y de Rusia- que eso es muuuuuuyy lejos de acá.
Los Mongoles eran señores muuuuuyyy, pero muy malos y cuando
la gente es muy, muy mala se les dice "sanguinarios".
De pronto el niño dejó de hacer sus agudos, pero seguía llorando.
USHKA
Hace muuuuuchos años, antes de que vos nacieras, esos señores
tenían la costumbre de hacer sufrir a la gente. Tenían unos
cuchillos y con eso despellejaban viva a la gente. Les sacaban
tooooooda la piel y eso es muy, muy doloroso
porque te queda toda la carne al aire.
El niño deja de llorar, pero se queda aspirando sus espasmos.
USHKA
Y no es que los señores Mongoles vayan a venir acá.
No, no, no. Así que no te preocupes, porque nunca van a venir.
Peeeero, sí me parece que esos grititos que venías haciendo
no son dignos de un Choco-mierdis, que además no son tan sanos
como te dijeron.
Dios no lo permita nunca, pero si vas a gritar así,
que sea cuando te estén despellejando.
Los padres aparecieron, curiosos, por la misma esquina por la que habían desaparecido. Me miraron como preguntándose qué le había dicho. Yo me levanté y les sonreí.
USHKA
Tengo ese no sé qué con los niños.
YES, LADIES AND GENTLEMEN. USHKA'S BACK.