AMIGA
Che, vamos con unas amigas a tomar unas cervecitas
¿te prendés?
USHKA
Dale, vamos.
En el bar con mi amiga y las Amigas de mi Amiga (AA), tomando cerveza, comiendo maníes, charlas triviales, risas tímidas. Más cervezas, menos maníes, chistes con doble sentido, risas relajadas. Demasiada cerveza, maníes desparramados, intercambiando experiencias sexuales, carcajadas incontenibles.
Más tarde, ya volviéndonos, entramos a un maxi-kiosko para que las fumadores se hicieran de su vicio. Yo, a pesar de que ya el humor acuoso de mi ojo fue reemplazado por lúpulo y malta, alcancé a distinguir una pareja que entraba de la mano. Una pareja de edades desparejas. Ella, mucho mayor que él, muy bajita, gorda y con un par de anteojos colgándoles sobre las tetas.
Él... él tenía una cara rara, una de esas caras de viejo en el craneo de un jovenzuelo, regordete y apenas más bajito que ella. Sin soltarle la mano él se acerca a su oído y le susurra algo.
Yo, sorprendida, me acerco a una de las AA creyendo que susurraba.
USHKA
¿Ese chico no es demasiado joven para andar con esa señora?
AA
¿Mm?
SEÑORA
¡Es mi hijo!
USHKA
Lo dije muy fuerte, ¿no?
AA
Se.
USHKA
...
SEÑORA
...
AA
...
USHKA
Y entonces, ¿no está grandecito para andar
de la mano con mami?
Mejor dejo mis reuniones AA y empiezo las reuniones EN AA.