Mi hermano está en Buenos Aires y me pidió que lo acompañe a ver baños, porque se está haciendo la casa.
Hermano: FA! Mirá esa ducha... impresionante.
Ushka: Sí, pero si ponés esa ducha no entra el bidet.
Hermano: No me importa... tiene duchador flexible.
Ushka: Es más, creo que no entra el inodoro.
Hermano: Cago en la ducha.
Ushka: Sale 12.000$
Hermano: Sí, pero mirá tiene: ducha escocesa, que son esos chorritos laterales, ¿Ves? Tiene ahí como un asiento, te sentás y es como un super masaje con todos lo chorritos y además tiene un masajeador de pies... lo ves? Y ahí, al lado del tablero digital, tiene parlantes para escuchar música o, si querés, podés hablar por teléfono mientras regulás la temperatura del agua con el tablero.
Ushka: Es demasiado. Mirá esa ducha, es sencilla, tradicional y va a entrar en tu baño, que es lo importante.
Hermano: ¿Esa? Es re chiquita, no se puede ni coger.
Ushka: Bueno, la ducha escocesa tampoco es tan grande.
Hermano: Sí, pero ahí te coge la ducha, m´hija.
Para mi hermano no existe el doble sentido, es uno solo.
miércoles, junio 27, 2007
My brother´s logic I
Hace algunos años, en una charla familiar:
Padre: Ah! Me voy a tomar un whiskycito... ¡Qué placer me da un buen vaso de whisky!
Madre: A mí una de las cosas que más placer me da es una buena torta de chocolate.
Ushka: Para mí el helado.
Hubo un breve silencio y todos esperábamos que hable mi hermano.
Hermano: A mí lo que me da placer es coger.
Mi hermano y sus eufemismos...
Padre: Ah! Me voy a tomar un whiskycito... ¡Qué placer me da un buen vaso de whisky!
Madre: A mí una de las cosas que más placer me da es una buena torta de chocolate.
Ushka: Para mí el helado.
Hubo un breve silencio y todos esperábamos que hable mi hermano.
Hermano: A mí lo que me da placer es coger.
Mi hermano y sus eufemismos...
lunes, junio 11, 2007
Doña Olga
La administradora de mi edificio es DOÑA OLGA. No me pregunten el apellido, porque no lo sé, es más, creo que nadie lo sabe. Ella es Doña Olga... como Cher.
Doña Olga llegó a Argentina desde España poco después de la fundación de Buenos Aires, o por ahí. Y vive en el edificio desde la inauguración (aprox.) y estamos hablando de un edificio Art Decó de principios de 1900.
Sí, Doña Olga es vieja, muy vieja, gorda, con grandes anteojos para ver de lejos, gruesos anteojos para ver de cerca y camina dando pasos cortos porque tiene problemas en los pies y usa unos zapatos ortopédicos que parece que tuviera puesto el izquierdo en el derecho y el derecho en el izquierdo y los talones en los dedos. Eso hace que camine inclinada, así que no es que tenga una teta más caída que la otra.
Además, Doña Olga, nunca, en sus 70 y pico de años que lleva viviendo en Argentina, nunca perdió el acento español ni tampoco perdió el sentido del humor, a pesar de haber perdido a sus seres más queridos.
Pese a sus primaveras, Doña Olga está muy lúcida y se encarga de administrar las expensas del edificio "de onda", con lo cual todos los meses llega la fotocopia del resumen tipeado con Olivetti y cortado con regla.
Cuando yo voy a pagar expensas, voy con tiempo porque habla mucho y porque me gusta escucharla (pero sólo una vez al mes).
Doña Olga (con acento español): Pasa, pasa. Mira, que estoy con un lío. Que me han tenido que romper todo el baño y cambiar los caños.
Ushka: ¿Se pinchó el caño?
Doña Olga: No, qué va! Es que esto caños son tan viejos que se les junta sarro por dentro y van tapando el caño. Bueno, ¿Y tú como estas?
Ushka: Bien, por suerte. Vengo a pagarle las expensas.
Doña Olga: Ven, siéntate -y mientras se sentaba con mucha dificultad, decía- ¡Qué jolines! Qué feo es ser vieja. Te duele cuando te sientas, te duele cuando te levantas y encima con estos zapatos no puedo ir a bailar!
Ushka: ¿Cómo anda usted, Doña Olga?
Doña Olga: Y acá... haciendo un poco de limpieza. Yo tenía negocio antes y estoy sacando todas las sábanas.
Ushka: ¿Tenía negocio de blancos, Olga?
Doña Olga: Puf! Mira, yo he trabajado de lo que te imagines. Menos de prosti, he hecho de todo.
Ushka: Bueno, nunca es tarde, Olga.
Doña Olga: Mira, yo creo que me tendrían que pagar el doble, porque después de tanto tiempo está todo cerrado. Es como... como el sarro del caño!
Cuando sea vieja quiero tener el sentido común de Doña Olga.
Doña Olga llegó a Argentina desde España poco después de la fundación de Buenos Aires, o por ahí. Y vive en el edificio desde la inauguración (aprox.) y estamos hablando de un edificio Art Decó de principios de 1900.
Sí, Doña Olga es vieja, muy vieja, gorda, con grandes anteojos para ver de lejos, gruesos anteojos para ver de cerca y camina dando pasos cortos porque tiene problemas en los pies y usa unos zapatos ortopédicos que parece que tuviera puesto el izquierdo en el derecho y el derecho en el izquierdo y los talones en los dedos. Eso hace que camine inclinada, así que no es que tenga una teta más caída que la otra.
Además, Doña Olga, nunca, en sus 70 y pico de años que lleva viviendo en Argentina, nunca perdió el acento español ni tampoco perdió el sentido del humor, a pesar de haber perdido a sus seres más queridos.
Pese a sus primaveras, Doña Olga está muy lúcida y se encarga de administrar las expensas del edificio "de onda", con lo cual todos los meses llega la fotocopia del resumen tipeado con Olivetti y cortado con regla.
Cuando yo voy a pagar expensas, voy con tiempo porque habla mucho y porque me gusta escucharla (pero sólo una vez al mes).
Doña Olga (con acento español): Pasa, pasa. Mira, que estoy con un lío. Que me han tenido que romper todo el baño y cambiar los caños.
Ushka: ¿Se pinchó el caño?
Doña Olga: No, qué va! Es que esto caños son tan viejos que se les junta sarro por dentro y van tapando el caño. Bueno, ¿Y tú como estas?
Ushka: Bien, por suerte. Vengo a pagarle las expensas.
Doña Olga: Ven, siéntate -y mientras se sentaba con mucha dificultad, decía- ¡Qué jolines! Qué feo es ser vieja. Te duele cuando te sientas, te duele cuando te levantas y encima con estos zapatos no puedo ir a bailar!
Ushka: ¿Cómo anda usted, Doña Olga?
Doña Olga: Y acá... haciendo un poco de limpieza. Yo tenía negocio antes y estoy sacando todas las sábanas.
Ushka: ¿Tenía negocio de blancos, Olga?
Doña Olga: Puf! Mira, yo he trabajado de lo que te imagines. Menos de prosti, he hecho de todo.
Ushka: Bueno, nunca es tarde, Olga.
Doña Olga: Mira, yo creo que me tendrían que pagar el doble, porque después de tanto tiempo está todo cerrado. Es como... como el sarro del caño!
Cuando sea vieja quiero tener el sentido común de Doña Olga.
Love, love, love
Mi padre: contextura pequeña, el clásico flaco panzón con poca masa muscular debido a sus años de sedentarismo. Se cuida con las comidas y mucho, pero solía alegar que no necesitaba ejercicio ni caminar porque él tenía auto. Así llegó a los 60, pero con un problema en la columna lumbar.
Volviendo de Brasil, hicieron noche en casa. Suena el timbre:
Ushka: ¿Quién es?
Madre: Nosotros. Bajá a abrirnos.
Ushka: ¿Y las llaves que les di?
Madre: Bajá que tengo a tu padre roto.
Bajo.
Madre: Ayudalo a tu padre que está cachuzo y no puede levantar peso.
Ushka: ¿Qué pasó?
Madre: Está roto. Yo... yo lo rompí.
Ushka: ¿Qué te pasa, pa?
Padre: La columna, me está jodiendo de nuevo.
Horas más tarde:
Padre: Gooordaaa! Venííí, ayudame que no me puedo levantar.
Madre: ¿Cómo no te podés levantar?
Padre: No, ayudame.
Madre: Vamos a tener que ir a la guardia a que te pongan un inyectable. A mí me parece que así no vas a poder viajar. Pido que cambien el cabotaje para otro día y listo.
Padre: No, no. Vamos a la clínica, que me pongan algo y me vuelvo hoy.
Ushka: Para mí deberías quedarte unos días, hacerte los estudios y ver qué te dicen.
Padre: No, no. Necesito volver, tengo mucho trabajo y muchas responsabilidades y me necesitan para que firme unos papeles.
Ushka: Yo creo que por algo así te darían licencia.
Padre: Vos no entendés. Dejá que yo resuelvo.
Madre (en tono entre irónico y podrido): No, claro que no entendés, ¿No ves que la ciudad entera está paralizada desde que él se fue de vacaciones?
Padre: Uy, gorda, vos también!
Madre: ¿Querés irte hoy? -(mirándome a mí) - Dejá, dejá que vaya si quiere irse, porque si no...
Padre: Vas a tener que ir conmigo al aeroparque porque voy a necesitar que lleves la valija. Está muy pesada.
Madre: Claro que está pesada! Trajo como 4 botellas de cachaca, y tres kilos de castañas de cajú.
Padre (con voz convaleciente): Me parece que te estás olvidando los 3 manteles para mesas de 5 metros que no tenemos.
Madre (a mí): Es para cuando juntamos dos mesas, que quede todo igual. Son hermosos.
Padre: Llamá a tu hermano y decile que me vaya a esperar al aeropuerto de allá y que le pida al muchacho que lo deje pasar así agarra la valija de la cinta transportadora.
Madre: Bueno, hija, yo llevo al aeroparque a tu padre y después me voy a lo de tu tío a cenar.
Ushka: Bueno, avisame si venís en tren así te voy a esperar a Once.
Madre: Sí, eso, cuidame. Cuidame porque si a mí me pasa algo la que queda a cargo de tu padre sos vos. Es loque yo le digo a mis hermanos... "cuídense, cuídense porque no me quiero quedar sola con el viejo".
Y pensar que cuando era chica, nos sentábamos todos juntos a ver los "Ingalls".
Volviendo de Brasil, hicieron noche en casa. Suena el timbre:
Ushka: ¿Quién es?
Madre: Nosotros. Bajá a abrirnos.
Ushka: ¿Y las llaves que les di?
Madre: Bajá que tengo a tu padre roto.
Bajo.
Madre: Ayudalo a tu padre que está cachuzo y no puede levantar peso.
Ushka: ¿Qué pasó?
Madre: Está roto. Yo... yo lo rompí.
Ushka: ¿Qué te pasa, pa?
Padre: La columna, me está jodiendo de nuevo.
Horas más tarde:
Padre: Gooordaaa! Venííí, ayudame que no me puedo levantar.
Madre: ¿Cómo no te podés levantar?
Padre: No, ayudame.
Madre: Vamos a tener que ir a la guardia a que te pongan un inyectable. A mí me parece que así no vas a poder viajar. Pido que cambien el cabotaje para otro día y listo.
Padre: No, no. Vamos a la clínica, que me pongan algo y me vuelvo hoy.
Ushka: Para mí deberías quedarte unos días, hacerte los estudios y ver qué te dicen.
Padre: No, no. Necesito volver, tengo mucho trabajo y muchas responsabilidades y me necesitan para que firme unos papeles.
Ushka: Yo creo que por algo así te darían licencia.
Padre: Vos no entendés. Dejá que yo resuelvo.
Madre (en tono entre irónico y podrido): No, claro que no entendés, ¿No ves que la ciudad entera está paralizada desde que él se fue de vacaciones?
Padre: Uy, gorda, vos también!
Madre: ¿Querés irte hoy? -(mirándome a mí) - Dejá, dejá que vaya si quiere irse, porque si no...
Padre: Vas a tener que ir conmigo al aeroparque porque voy a necesitar que lleves la valija. Está muy pesada.
Madre: Claro que está pesada! Trajo como 4 botellas de cachaca, y tres kilos de castañas de cajú.
Padre (con voz convaleciente): Me parece que te estás olvidando los 3 manteles para mesas de 5 metros que no tenemos.
Madre (a mí): Es para cuando juntamos dos mesas, que quede todo igual. Son hermosos.
Padre: Llamá a tu hermano y decile que me vaya a esperar al aeropuerto de allá y que le pida al muchacho que lo deje pasar así agarra la valija de la cinta transportadora.
Madre: Bueno, hija, yo llevo al aeroparque a tu padre y después me voy a lo de tu tío a cenar.
Ushka: Bueno, avisame si venís en tren así te voy a esperar a Once.
Madre: Sí, eso, cuidame. Cuidame porque si a mí me pasa algo la que queda a cargo de tu padre sos vos. Es loque yo le digo a mis hermanos... "cuídense, cuídense porque no me quiero quedar sola con el viejo".
Y pensar que cuando era chica, nos sentábamos todos juntos a ver los "Ingalls".
martes, junio 05, 2007
Bailando por un deseo
Mi madre está de visita. Sep, así es. Jueves por la noche y yo viendo uno de los mejores capítulos de Dr. House:
Madre: ¿Qué hora es?
Ushka: 10 y media
Madre -tomando el control (remoto): Ah, dejame que yo quiero ver cómo bailan Axé.
Cambia de canal e imaginen mi cara de horror cuando la increíblemente expresiva cara del Dr. House (y digo increíblemente expresiva porque el actor es inglés, pero bueno, eso es tema de otro blog), decía, la cara del Dr. House se transforma en la cara de un Matías Alé con una peluca afro, con la cara y el cuerpo pintado como un hombre de color... negro y por si no era suficiente esta imagen, tenia maquillados los diente incisivos centrales como si los tuviera separados. Como si fuera poco, contaba chistes y luego de haber bailado, su finísima mujer, Graciela Alfano (que, contrariamente a Dr. House no tiene expresión en la cara de la cantidad de Botox que se inyectó) toma el micrófono y dice "SHO SHA CONOCIA ESE MOVIMIENTO DE CADERAS, AHORA LOS CONOCE TODO EL MUNDO. ESSTASSS PARA COMERTE, BOMBÓN".
Como diría un amigo mío "Fino, fino, como canapé de polenta".
Mi cara no alcanzaba para expresar la mezcla de sentimientos: asco por el programa, perplejidad ante el mal gusto, incredulidad ante el hecho de que mi madre mirara Tinelli, una profunda pena por Dr. House y sentimiento raro que pivoteaba entre una creciente sospecha de ser adoptada o una tranquilizadora esperanza de ser como esos niños "indigo", que milagrosamente salvó su gusto televisivo.
Madre: ¿No te gusta?
Ushka: ...
Madre: Es lindo, a mí me gusta ver cómo bailan.
Ushka: ...
Madre: ¿No te gusta como bailan?
Ushka: ...
Madre: ¿EH?
Ushka: Yooo, nooo eehhh, de verdad que eeeehh
Madre: Pero bailan bien!
Ushka: Cuando saquen el hilo dental del medio del tuges de la chica, tal vez pueda ver cómo bailan... hay un culo tapando la pantalla.
Madre: Siempre fue mi asignatura pendiente. Siempre quise aprender a bailar.
De repente, así cual maremoto que inundó mi cerebro, imaginé a mi madre -que tiene 60 y es una madre de 60 standar, con celulitis y flaccidez- con una tanga, levemente inclinada y sarandeando el pandeiro. Fui corriendo a llamar por teléfono a mi psicóloga.
Ushka: ¿Podrás verme mañana? Me pasó algo que no sé como describirlo... ¿existe algo así como el vaciamiento del deseo?
Madre: ¿Qué hora es?
Ushka: 10 y media
Madre -tomando el control (remoto): Ah, dejame que yo quiero ver cómo bailan Axé.
Cambia de canal e imaginen mi cara de horror cuando la increíblemente expresiva cara del Dr. House (y digo increíblemente expresiva porque el actor es inglés, pero bueno, eso es tema de otro blog), decía, la cara del Dr. House se transforma en la cara de un Matías Alé con una peluca afro, con la cara y el cuerpo pintado como un hombre de color... negro y por si no era suficiente esta imagen, tenia maquillados los diente incisivos centrales como si los tuviera separados. Como si fuera poco, contaba chistes y luego de haber bailado, su finísima mujer, Graciela Alfano (que, contrariamente a Dr. House no tiene expresión en la cara de la cantidad de Botox que se inyectó) toma el micrófono y dice "SHO SHA CONOCIA ESE MOVIMIENTO DE CADERAS, AHORA LOS CONOCE TODO EL MUNDO. ESSTASSS PARA COMERTE, BOMBÓN".
Como diría un amigo mío "Fino, fino, como canapé de polenta".
Mi cara no alcanzaba para expresar la mezcla de sentimientos: asco por el programa, perplejidad ante el mal gusto, incredulidad ante el hecho de que mi madre mirara Tinelli, una profunda pena por Dr. House y sentimiento raro que pivoteaba entre una creciente sospecha de ser adoptada o una tranquilizadora esperanza de ser como esos niños "indigo", que milagrosamente salvó su gusto televisivo.
Madre: ¿No te gusta?
Ushka: ...
Madre: Es lindo, a mí me gusta ver cómo bailan.
Ushka: ...
Madre: ¿No te gusta como bailan?
Ushka: ...
Madre: ¿EH?
Ushka: Yooo, nooo eehhh, de verdad que eeeehh
Madre: Pero bailan bien!
Ushka: Cuando saquen el hilo dental del medio del tuges de la chica, tal vez pueda ver cómo bailan... hay un culo tapando la pantalla.
Madre: Siempre fue mi asignatura pendiente. Siempre quise aprender a bailar.
De repente, así cual maremoto que inundó mi cerebro, imaginé a mi madre -que tiene 60 y es una madre de 60 standar, con celulitis y flaccidez- con una tanga, levemente inclinada y sarandeando el pandeiro. Fui corriendo a llamar por teléfono a mi psicóloga.
Ushka: ¿Podrás verme mañana? Me pasó algo que no sé como describirlo... ¿existe algo así como el vaciamiento del deseo?
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